EXPOSICIÓN DE MOTIVOS. “En
busca de talentos perdidos”. Estamos ante la nueva
versión del “Anteproyecto de ley orgánica
para la mejora de la calidad educativa” que el ministro Wert ha mandado
redactar a sus asesores, para que quede claro que él también quiere poner su
granito de arena en el panorama de mentiras y falacias que últimamente se
difunden por doquier. Siguiendo a rajatabla las consignas neoliberales
impuestas por organismos supra-nacionales como el Banco Mundial, el FMI, la OMC
y la UE, se trata de degradar la Educación
pública universal, gratuita y de calidad para toda la ciudadanía, y favorecer
la proliferación de conciertos y centros privados que garanticen fuente de
negocio para los que más tienen. Abrir la educación al mercado, al igual que
están haciendo con la sanidad, es el objetivo fundamental que vienen
orquestando con precisión desde hace más de una década.
Es este un anteproyecto que no parte de un análisis riguroso y
compartido por la Comunidad Educativa sobre las deficiencias y potencialidades
de nuestro Sistema de Educación Pública. En este país ya hace tiempo que
asistimos a un proceso de simplificación de los análisis y falseamiento de los
elementos que condicionan determinadas situaciones. Se presentan como verdades
análisis parciales y poco profundos de la realidad escolar, se cuestionan leyes
anteriores, en base a presupuestos completamente falsos, se utiliza un
vocabulario especializado desconociendo e incluso pervirtiendo su
significado y se lanzan ataques contra
colectivos enteros sin haber profundizado en sus planteamientos ni experiencia
a lo largo de los años . Y lo que es todavía más grave, el debate educativo se secuestra a los
profesionales de la enseñanza, al alumnado,
a las familias y a la sociedad en general que son los directamente
implicados en la misma. Digamos alto y
claro que para evaluar el sistema
educativo no es suficiente con valorar al alumnado de una forma totalmente
parcial, sesgada y ni ética , ni moralmente válida, sino que son necesarios
otros instrumentos de medida que relacionen los resultados con los medios
empleados, pero sobre todo con los fines que perseguimos.
Plantear como se lee
en el Anteproyecto que “la educación es el motor que promueve la
competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país”… (i que)…
“el nivel educativo determina la capacidad de competir con éxito en la arena
internacional, supone optar por
una concepción educativa reduccionista, de carácter meramente economicista, demagógica y obsoleta. Atrás
queda el ideal educativo de la formación integral de la persona para su
emancipación, para su socialización y para intervenir críticamente en la
sociedad que le ha tocado vivir. Anteponer la competitividad a la colaboración
en el símil taurino de la arena internacional, suena a viejo y a casposo, a
localista y corto de miras en una sociedad que se define como planetaria y
global.
Una ley redactada en
masculino, que dice, entre otras “lindezas: “todos
los alumnos tienen un sueño, todas las personas jóvenes tienen talento”. “Las
personas y sus talentos son lo más valioso que tenemos como país”. Hasta
queriendo ser poético le sale la vena mercantil, como termina aclarando cuando
dice : “La lógica de la reforma se basa
en la evolución hacia un sistema capaz de canalizar a los estudiantes hacia las
trayectorias más adecuadas a sus capacidades…y se conviertan en rutas que
faciliten su empleabilidad” y el
espíritu emprendedor.” Que eufemismo
tan rebuscado para seleccionar a los más desfavorecidos desde edades tempranas
y expulsarlos del sistema cuanto antes, eso si ahora por vía legal, para tener
mano de obra barata, que no proteste y además sea sumisa. El pensamiento es
peligroso hermano...
¡Empleabilidad!, qué
ironía esta palabra en boca de un gobierno que ha aprobado una reforma laboral que ha enviado
al paro a millones de personas. Patrañas y mentiras sin fin, como constata el
hecho de que personas jóvenes, muy bien formadas, tiene que marcharse de este
país porque no hay trabajo para ellos/as. Y es que es evidente que el mercado
de la formación no soluciona la precariedad laboral. Por mucha formación que tenga una persona si no hay trabajo no puede
trabajar.
En su lógica economicista y
mercantil, todo está pensado y por eso dicen; “ Las habilidades
cognitivas… no son suficientes, es necesario, desde edades tempranas, adquirir
competencias transversales y actitudes claves como la confianza individual, el
entusiasmo, la constancia y la capacidad
de cambio”. Ahí querían llegar, así los niños/as desde la más tierna
infancia podrán adaptarse mejor cuando sus padres se vean obligados a marchar a
Canadá y de allí a China o a donde sea que el neoliberalismo global decida, en
función de las deslocalizaciones de
capitales y empresas que garanticen a
las grandes multinacionales los mayores beneficios posibles.
Nueva vuelta de tuerca, tal vez definitiva del capitalismo salvaje que
busca deslocalizar personas, pensamientos, actitudes y valores, que rompe el
movimiento obrero, el movimiento sindical, que intenta desligar a los seres
humanos de sus ciudades, de sus amigos, privarles de identidad colectiva, que
trata de impedir el pensamiento compartido,
que desprestigia la política para asegurarse el máximo control mediante la
sumisión que provoca la incertidumbre y el miedo.
Ley de mejora de la calidad,
la llaman. En primer lugar se atreven a decir que el Sistema
Educativo Público es de mala calidad, basándose en estándares internacionales
que para nada tienen en cuenta la situación de partida de cada país, ni los
progresos o retrocesos que hayan podido producirse y muchísimo menos las
características particulares de cada centro y en absoluto las peculiaridades de
cada alumno. Calidad que nunca refieren al sistema en su conjunto, a todo el
proceso educativo, sino que centran en resultados uniformes de unas pruebas pensadas,
se supone para el “europeo medio”. Calidad
entendida como producto final,
identificando a los estudiantes con unidades destinadas al mercado de trabajo. Sin embargo ,
investigaciones contundentes y la práctica diaria demuestran que en los sistemas educativos hay una desconexión profunda entre lo
que se
pretende (que en muchos casos no se define) lo que se hace (incontrolable a nivel general, a pesar de la
uniformidad de os libros de texto) y lo
que se consigue (todos/as sabemos que lo es imposible comprobar lo que cada
persona aprende en una situación de aprendizaje concreta y mucho más a nivel
global), lo que imposibilita una medición de esas características y la falacia
de intentarlas. Normalmente lo que hace la derecha más conservadora es utilizar
estas imprecisiones para defender sus
políticas regresivas y socialmente
injustas como “ la elección de centro” “volver a lo básico”, “la pedagogía
clerical del esfuerzo”, “itinerarios segregadores” etc, como podemos observar
en la lectura del anteproyecto.
Esta es la quinta
reforma educativa de los últimos tiempos . Reforma que pretende, según se dice, combatir el
fracaso escolar y evitar el abandono temprano. Objetivos irrealizables con la
actual política de recortes en educación y con una política económica
totalmente errónea que está mandando al paro a millones de personas y al país a
la ruina. La experiencia y los datos empíricos demuestran que a mayor
injusticia social, a mayor desigualdad, más tasa de abandono y más
“fracaso”. Recordemos que desde la
llegada del PP al gobierno del Estado Español, se han recortado 5.212 millones
de euros en Educación y que la previsión es que en 2015, el gasto público
educativo, se sitúe en torno al 3,9% , lo que nos situaría a la cola de la OCDE
y de la UE (retroceso a los años 80).
2.-CLASIFICACIÓN,
SEGREGACIÓN, EXCLUSIÓN, CARRERA DE OBSTACULOS REVALIDAS E ITINERARIOS. “Tu vales, tu no vales”.
“Rebutgem un avantprojecte de Ley
Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa que entén l’avaluació institucional i educativa no com a forma de detecció de
problemes amb la finalitat de resoldre’ls, sinó com a forma de legitimar
l’exclusió i la classificació, que fa recaure en l’alumne fracassat l’origen i
les conseqüències del seu fracàs”.
(Junta de Centre de la Facultat de Magisteri de la Universitat de València).
Está claro, el Gobierno del PP considera que los y las docentes no
tienen preparación suficiente para examinar a su alumnado. Evaluar es otra
cosa: supone conocer al alumno/a, su nivel de partida, el proceso de enseñanza
aprendizaje y los avances producidos. Pero como queda claro en el anteproyecto
no pretenden evaluar el sistema, tan sólo examinar al alumnado. Para
mejorar el sistema hay que examinar al alumnado una y otra vez y con pruebas estandarizadas iguales para
todos y todas. ¿Y qué pasa con la diversidad y con los diferentes
grados de
maduración, ritmo y estilos de aprendizaje del alumnado? Y que pasa con
la
desigualdad derivada de situaciones de pobreza , marginación y
exclusión?. Hay
que examinar al alumnado sin parar, así se consolidará más el mensaje
“hay que
estudiar para preparar el examen no para aprender”. Se le examinará sin
parar y además por gente que no lo conozca y así por arte de
birli, birloque, a mejorar la calidad. Clases de tontos, clases de
listas,
profesores que preparan bien cobrarán más, los que preparan peor
cobrarán
menos, las academias a hacer negocio, el alumnado de NEE a la calle, los
más
desfavorecidos a itinerarios sin titulación… Una auténtica vergüenza
que
ningún docente con dignidad debería consentir.
Una ley que contempla 4
reválidas , al acabar 3º de primaria le examinan sus
profesores y consta en el expediente. Al acabar 6º le examinan
especialistas externos, sin ninguna
vinculación afectiva, ni emocional, como si de máquinas se tratase . Al
finalizar 4º de la ESO, para la obtención del Graduado en ESO, otra vez “especialistas”
externos, sus profesores/as no ofrecen la suficiente fiabilidad. El que no
aprueba se va sin titular, invalidando el trabajo de cuatro años. Al finalizar
bachillerato ocurre lo mismo. Como dice el profesor Fernández Enguita, a
partir de secundaria, estos exámenes serán un castigo para quien no los
apruebe, no buscando luchar contra el fracaso, sino certificarlo, sirviéndose
de él para legitimar un sistema que segrega al alumnado y produce y reproduce
las desigualdades sociales.
Reválidas que no buscan sino abrir la educación pública a empresas y
consorcios de evaluación privados, aumentando los gastos educativos en
apartados que para nada redundan en la formación del alumnado y que suponen una
minusvaloración y desconfianza sin límites hacia el profesorado. Pruebas que encargará
el Estado pero que tendrán que pagar las Comunidades Autónomas. Para coronar el sistema se suprime la selectividad pero permite que
cada universidad realice prueba de acceso. Ya sabemos que el alumnado que no
aprueba el acceso a la universidad pública, puede ir a una privada siempre que
su familia tenga un buen nivel de renta.
Se trata en definitiva de un sistema que no busca generar gusto y
pasión por aprender, ni tampoco aprender a aprender, sino que se basa en la
presión de unos exámenes preparados con
una finalidad meramente economicista, de adecuación a las miserias del mundo
laboral y por consiguiente reduccionistas y de corto recorrido intelectual.
Los itinerarios que plantea esta reforma pretenden, bajo la excusa de los diferentes
talentos, clasificar cuanto antes al alumnado, para seleccionar a los que mejor
se van a adaptar al sistema y separar a los que presenten cualquier tipo de
resistencia o dificultad. Con esto no pretenden como quieren hacernos creer,
reducir el abandono o combatir el
fracaso, sino todo lo contrario. Lo que
buscan es dar vía legal a la exclusión de una formación común y de calidad para
todo el alumnado, eliminando así los costes que los programas de atención a la
diversidad y de refuerzo con vuelta al sistema común, pudieran generar. Todos
los estudios internacionales demuestran que cuanta más segregación a edades
tempranas mucho peor es el resultado educativo del conjunto del alumnado.
La ley propone una segregación por tres vías:
La primera son los llamados Programas de mejora del aprendizaje y el
rendimiento en 2º y 3º de la ESO. Una vez más la perversión del lenguaje
nos deja atónitas, niños de 13 y 14 años con dificultades (no se dice de qué
tipo) se agruparan para cursar un currículo devaluado. Ni tan siquiera será
necesario que repitan 1º o cursen el primer ciclo. Esto supone que los itinerarios se inician en
1º de la ESO. Todas las personas que
trabajamos en educación sabemos que cualquier niño/a con dificultades aprende
más en grupos heterogéneos en los que no se concentran las problemáticas.
El conocimiento pedagógico más elemental dicta que todos y todas aprendemos de
los demás y con los demás y que el medio condiciona el ambiente. En un contexto de dificultades concentradas
no hay mejora posible. De hecho para integrar el número de personas con
dificultades debe ser reducido y nunca más del 25 % del grupo, y esto ya es
demasiado. Y por cierto integrar es mucho más difícil si se aumentan las
ratios. No hay profesores/as que quieran hacerse cargo de los grupos
conflictivos, si además son numerosos . Y lo que es más grave, el anteproyecto
indica que estos programas irán dirigidos a alumnos/as con problemas
relevantes de aprendizaje no imputables a falta de estudio o esfuerzo. Como si fuera posible desligar una cosa de la
otra, como si el rendimiento no estuviese condicionado por problemas afectivos,
familiares, relacionales, etc, constituyendo una situación de círculo vicioso
en el que los suspensos llevan al retraso, éste a la dificultades, éstas a la
desmotivación (falta de esfuerzo) y así sucesivamente. Estos programas no
mejoran ni el aprendizaje, ni el rendimiento, son parches que en este caso ni
siquiera permitirán conseguir el título. ¿Qué alumno/a de estos programas , con
un currículo devaluado va a aprobar la prueba externa de 4º de la ESO? Ni uno
solo/a.
La segunda, se sustituyen los PCPI ( a los 16 años medida excepcional
para titular en ESO) , por un nuevo
ciclo de Formación Profesional Básica
, a los quince años,( desde 2º de la ESO) vía ancha, que no permite titular, ni da acceso directo a
la Formación Profesional de Grado Medio. En el primer redactado del
anteproyecto quedaba clara la finalidad excluyente y segregadora de esta medida
destinada a aquel alumnado” en situación económica desfavorable” equiparando
pobreza con poca capacidad para el estudio. El título “profesional básico”
aspira a ser un maquillador perfecto de los datos de “fracaso y abandono”.
La tercera, estableciendo dos vías en cuarto de la ESO. A partir de 3º el alumnado elige entre dos
itinerarios, el de FP o el de Bachillerato, lo que vuelve a convertir la FP en
una vía de segunda categoría para derivar al alumnado con más dificultades,
menos talentos en su lenguaje tan sutil. 4º de ESO
ya no se considera dentro del tramo obligatorio, sino post-obligatorio y al final la prueba para titular no es la
misma por lo que no se puede pasar de una vía a la otra.
Una reforma que atenta contra al igualdad de oportunidades , en aras de
polarizar más la sociedad y producir mayores niveles de desigualdad y de
injusticia social : más posibilidades y mejor formación para los/as que más
dinero tienen.
3.- UN CURRICULUM RECENTRALIZADO AL
SERVICIO DEL MERCADO LABORAL “Objetivo: Españolizar”
El Sr Wert quiere españolizarnos a todos y todas. Nacionalismo español a la vieja usanza. Una vez más mintiendo,
(recordemos aquello de los 19 sistemas educativos) creando conflictos
lingüísticos inexistentes, (Todos los niños/as catalanes/as, gallegos y vascos
son bilingües y el/la que no lo es, sólo
habla castellano) creando opinión pública con falsedades, se pretende reducir
la autonomía de las Comunidades Autónomas, apostando por la uniformidad y por
el dirigismo ideológico. El Estado Central decide sobre el 75% de los
contenidos curriculares, antes ya lo hacía sobre el 65%.
Centrarse en las instrumentales, reducir
materias, marcar mínimos…etc, todo son estrategias que conducen a cerrar más el currículum en torno a las
demandas de los mercados, orientados a la selección de los mejores y a la
obtención de mano de obra flexible,
barata y fácilmente manipulable, sin formación, ni criterio.
La formación de cuadros intermedios y directivos queda para el que pueda
pagarla (Universidades y masteres) . El problema de adquirir saberes relevantes
no tienen relación directa sólo con el
tiempo empleado sino sobre todo, con la forma en que los conocimientos se
presentan y se estudian, con la metodología de trabajo, tema que ni se
menciona en todo el anteproyecto. Considerar las enseñanzas artísticas, musicales,
plásticas y visuales , como de segunda categoría es una aberración de primer
orden, máxime si tenemos en cuenta que la creatividad es básica para formar
“emprendedores”, palabra totémica en todo el anteproyecto.
Tener
una lengua propia es considerado en este anteproyecto como un castigo. La
lengua propia queda considerada como especialidad. Parece que se quiera hacer
llegar a las familias el mensaje de que aprender en catalán, gallego o vasco
irá en detrimento de las troncales que al final son de las que les evaluarán
los agentes externos. En el anteproyecto no deja claro si la lengua de la
Comunidad entra o no en las reválidas. No apostar decididamente por la
consolidación y expansión de todas las lenguas del Estado indica la cortedad de
miras y la concepción tan lesiva que de la cultura y la educación tiene este
Gobierno.
Volver
a considerar la Religión Católica como asignatura evaluable y ceder al
chantaje de la Jerarquía Eclesiástica para que exista una alternativa evaluable,
nos retrotrae a tiempos que todos queremos olvidar. La religión, todas las
religiones deben estar fuera de la escuela. La educación ha de ser laica en
todo su desarrollo. Aspirar a una educación emancipadora en la que cada persona
pueda elegir y ejercer con libertad entre todas las ideologías y creencias, es
una de las aspiraciones más nobles que se puede plantear una sociedad. El
adoctrinamiento tiene que desecharse de toda ley y práctica educativa . Situar
a la religión como asignatura específica, en bachillerato, por encima por encima de la Lengua Lengua Cooficial y
Literatura que queda como asignatura de “especialidad”, es completamente
inaceptable. Como lo es también la eliminación de Educación para la ciudadanía
en primaria, la asignatura de Ética
Cívica en 4º de la ESO y Ciencias para el Mundo Contemporáneo de todas las
modalidades de bachillerato. Detrás de todo ello pervive el mismo intento
adoctrinador católico frente a la pluralidad ideológica y las aportaciones de
las ciencias. En
Primaria se elimina la estructura de ciclos y se organiza la etapa en cursos.
Esto va a suponer que se imponga una mayor rigidez en el logro de los
objetivos, lo que perjudicará al alumnado con más necesidades.
No resulta comprensible que en el mundo actual la
asignatura de tecnología desaparezca del currículo común de 3º de la ESO,
pasando a formar parte de las materias de modalidad (optativa). Igualmente
ocurre en 4º de la ESO; no se oferta en enseñanzas académicas, ni en enseñanzas
aplicadas. En estas últimas aparece “tecnologías de la información y la
comunicación” sin que se sepa a ciencia
cierta qué se esconde detrás de este enunciado. La situación continua en
bachillerato, donde tampoco aparece ninguna referencia a la asignatura de
tecnología. Esta minusvaloración de la asignatura de tecnología que deja de
formar parte de la formación básica, además de completamente injustificada , es
irracional y va en contra del progreso científico-técnico.
Un despropósito
todavía mayor supone eliminar la economía como materia de modalidad en primero
de bachillerato. En pleno siglo XXI nadie duda de que la economía es
imprescindible para entender el mundo en el que vivimos y debe formar parte de
las enseñanzas básicas y comunes. Resulta paradójico que un gobierno que pretende
dinamizar el tejido productivo y favorecer a los emprendedores, degrade de esta
manera la materia y la especialidad de economía.
Con la misma
arbitrariedad se trata la cultura clásica, que viene padeciendo desde hace años
importantes recortes horarios y de profesorado. Una sociedad que no conoce sus
raíces difícilmente puede progresar en sabiduría y formación. Por ello a
supresión de la asignatura cultura clásica y del griego como materia de modalidad en 1º y
2º de bachillerato lejos de aumentar la calidad del sistema, la reduce
considerablemente.
Y
por si todo esto no es suficiente, evaluaciones estatales que son las que
realmente marcarán el contenido de los libros de texto y el currículo a
enseñar, cargándose la autonomía de los centros, la libertad de cátedra y
numerosas experiencias de renovación e innovación pedagógica vinculadas a las
diferentes realidades sociales y personales.
Totalmente
en el olvido queda la utopía pedagógica de avanzar hacia una selección de contenidos centrada en las
necesidades del alumnado, que atienda a su diversidad real y que se refiera a
los diferentes ámbitos de la realidad que nos afectan: el ámbito personal, el
ámbito físico, natural y tecnológico, el ámbito social y el ámbito lingüístico
simbólico que permite reconstruir los otros, con el objetivo de potenciar la
formación integral de la persona, desarrollando las capacidades que le
permitirán intervenir en el mundo para transformarlo.
4.- MENOS
PARTICIPACIÓN, MENOS DEMOCRACIA. PROFESIONALIZACIÓN DE
DE LAS TAREAS DIRECTIVAS.
Este Anteproyecto supone un ataque brutal a la
Participación y organización democrática de los Centros Escolares. Se merman
aún más las competencias de los Consejos Escolares de Centro que pasan a ser
órganos meramente consultivos sin apenas capacidad decisoria. Los Consejos Escolares ya no aprueban los
Proyectos del Centro sino que los evalúan. Todas las competencias que
pierde el Consejo Escolar pasan al Director/a , que aprueba los proyectos y las
normas, decide sobre la admisión de alumnado, fija las directrices para
colaborar con otras Administraciones, etc.
Definitivamente el director/a pasa de ser el
representante de la C. Educativa a ser el representante de la Administración , que es la que lo
elige, lo profesionaliza, lo premia en función de su servilismo a las consignas
establecidas. La dirección se convierte en una tarea unipersonal y no
colectiva, con un sesgo de patronal ya que podrá seleccionar al profesorado de
su plantilla. Una vez más se traslada el modelo de la empresa a la educación.
No se puede obviar
que las sucesivas leyes educativas han sido determinantes para acabar con un
proceso democratizador que nunca llegó a implantarse. Si durante algún tiempo y
en algunos centros se intento poner en marcha una organización verdaderamente
democrática basada en el compromiso del profesorado, la participación de las
familias, el protagonismo del alumnado y la reivindicación como constante, a lo
largo de estos últimos años se han ido poniendo trabas que cada vez dificultan
más las prácticas democráticas en la organización escolar. Quedan muy pocos
centros en los que las tareas directivas sean asumidas por personas del
Claustro de manera colegiada y rotativa, quedan pocos centros en los que
las Cámaras de delegadas de padres y madres, de alumnado tengan una
influencia real en el funcionamiento de los centros, quedan pocas comunidades
educativas que de forma planificada y eficiente planteen sus demandas a la
Administración y logren respuestas positivas, mediante la reivindicación y la
lucha.
Esta ausencia de democracia en los Centros Escolares es especialmente
grave si tenemos en cuenta que la democracia se aprende en contextos en los que
se vivencia la participación. Dificilmente
podremos educar en democracia en contextos jerárquicos y autorirarios ,
en los que no se da la participación democràtica. La ciudadanía tiene que ver con la disposición
de las personas a participar de manera individual y colectiva en la
administración de las instituciones básicas que conforman sus vidas y a poner
en práctica el control en el ejercicio del poder sobre organizaciones tan
diversas como el gobierno, el lugar de trabajo, la casa y la escuela.
Profesionalizando las tareas
directivas, se desvincula a la Comunidad Educativa de la organización y la
gestión del centro, lo que conlleva una pérdida de potencialidades inmensa en
la planificación educativa y en la resolución de conflictos, al tiempo que se
merma la conciencia de pertenencia a la Comunidad Educativa, potenciando el
individualismo y el reparto de responsabilidades de manera excluyente y
exclusiva.
5.- PRIVATIZACIÓN Y
NEGOCIO EDUCATIVO
Desde
la certeza de que la Educación Pública debe vertebrar el Sistema Educativo para
garantizar la cohesión y la convivencia, son inaceptables las diferentes formas de privatización que
se apuntan en el Anteproyecto. No es justo, ni recomendable, ni bueno para
aumentar la calidad del Sistema, que se promueva una “Nueva Gestión”
empresarial de centros. Es un ataque innecesario a los docentes y a su
profesionalidad que se pueda desplazar forzosamente al profesorado de un centro
a otro, de una etapa a otra o de una asignatura a otra. Es perverso que se fomente la competitividad entre los centros y
su especialización (incluso por “tipología de alumnado”), estableciendo
clasificaciones según resultados en rankings, como si de una liga de fútbol se
tratara, máxime cuando la Administración Educativa debería garantizar la máxima
calidad en todos los centros, no en unos cuantos. Todos los centros deben tener todos los recursos necesarios para atender
al alumnado adecuadamente, en función de sus necesidades y no en base a una
competición, basada en criterios que siempre son arbitrarios. Lo más importante
no es que algunas familias puedan escoger los mejores centros , sino que todos
los centros ofrezcan a todas las familias la máxima calidad . La educación es
un derecho, no una mercancía.
Incluir
como parte del Sistema Educativo a los “agentes privados” que desarrollan
funciones de regulación, financiación o prestación del servicio educativo , no
es más que una burda manera de establecer vías de financiación pública para
empresas privadas y favorecer el negocio educativo, sin tener en cuenta que la educación es un bien social y que su rentabilidad no puede mide en términos meramente económicos. El
dinero público debe ir prioritariamente a la Educación Pública, cuya gestión,
titularidad y funcionamiento debe ser también público. Seguir aumentando conciertos a
centros que segregan por nivel socioeconómico, procedencia, cultura o ideología
o sexo, perjudica no sólo a la Educación sino a toda la sociedad que necesita
de un Sistema Educativo integrador, al servicio de todo el alumnado.
Este anteproyecto amplia más la posibilidad de
concertar, de privatizar en suma más el Sistema educativo ; se concertará la nueva
formación profesional básica, al quedar incluida en la enseñanza obligatoria y se dará cobertura legal a los centros
concertados que discriminan al alumnado en razón de su sexo, incumpliendo la
reciente sentencia del TS.
Este Anteproyecto supone un
retroceso de más de 30 años en el Sistema Educativo
Español. Como afirman los Decanos y Decanas de Educación de las Facultades
Públicas de Andalucía, Ceuta y Melilla “Esta Conferencia considera un atentado
contra los principios fundamentales de la educación un anteproyecto de ley que
se justifica en su preámbulo atendiendo exclusivamente a criterios economicistas, eficientistas y
mercantilistas, olvidando que la educación debe responder por encima de todo en
un estado de derecho, al más amplio desarrollo personal de todos los ciudadanos
y ciudadanas, al fortalecimiento de su autonomía y libertad, y al incremento de
la cohesión social.”
Todo
él esta plagado de caducas recetas que
no han dado los resultados esperados en aquellos países donde se han aplicado y
que la comunidad científica internacional viene rechazando de plano.
Ante
la magnitud del ataque a la educación que supone este anteproyecto tan sólo
cabe la crítica continuada y razonada, la protesta y la movilización. Sumar
fuerzas y pactar alianzas estratégicas es una tarea necesaria. Si esto no fuera suficiente habríamos de
buscar la manera de resistirnos a su aplicación, de rebelarnos, de no dejar que
los centros escolares se conviertan en fábricas con mayor o menor producción de
unidades destinadas al mundo laboral, en las que cualquier atisbo de humanidad
desaparezca, insertos en una mecánica perversa de competitividad y superación
de exámenes, en aras a las necesidades de un mercado que no ofrece las mínimas garantías de un
trabajo digno que contribuya a la realización de los seres humanos en el
contexto que les ha tocado vivir.