Hablar de participación es sin duda
hablar de democracia. Y democracia significa que todas y cada una de
las personas que integran una sociedad tienen el deber y el derecho de
organizarla, de tomar decisiones sobre el funcionamiento colectivo ,de
emprender iniciativas para resolver los problemas que en la misma se
originan; en pocas palabras, crecer en libertad individual y en
participación colectiva, ser actores de su propio destino como
colectividad.
Después
de 40 años de dictadura franquista que segaron de raíz cualquier tipo
de organización social y borraron de la memoria colectiva los avances
conseguidos durante la segunda república, el panorama no era muy
alentador. El paso de un sistema dictatorial a un sistema democrático no
se produce por arte de magia , ni se resuelve con que todos los
ciudadanos y ciudadanas vayan a depositar su voto a las urnas. Sin duda
ese fue un paso trascendental y de vital importancia, pero no
suficiente.
Se hacía y se hace necesaria una
información-formación clara y veraz que permita a la ciudadanía poder
participar con conocimiento de causa.
La
llegada al poder, mediante la manipulación de los medios de
comunicación, se convirtió en objetivo prioritario de los partidos
políticos mayoritarios, olvidando prácticamente la formación de la
ciudadanía y la recuperación de la memoria histórica que permitiera a
la población implicarse de manera responsable y activa en la
reconstrucción social y ética de nuestra sociedad. Los sindicatos que
anteriormente habían realizado una función de concienciación social y de
formación colectiva pasaron a dedicarse únicamente a las mejoras
salariales y de cualificación profesional, olvidando el importante papel
que les corresponde como agentes transformadores de la sociedad.
Por
otra parte la ciudadanía, en apariencia muy movilizada en los últimos
años de la dictadura y principios de la democracia, pero no acostumbrada
a participar más allá de la simple protesta , empezó a delegar en los
partidos que gobernaban, hecho que se acentuó con la llegada del PSOE al
gobierno. Desaparecieron casi todas las asociaciones de vecinos, se
debilitaron los movimientos ciudadanos, se burocratizaron los
sindicatos, etc. Así en una sociedad fuertemente desestructurada y
fácilmente manipulable , fueron calando, poco apoco, las ideas
neoliberales: el individualismo, la competencia ( superar al otro
implica no cooperar con él aunque mejore los resultados), el mercado
(hay que ganar dinero como sea) , el consumo sin medida (comprar, aunque
no sea necesario), quedando en el olvido los valores que realmente
hacen avanzar a las sociedades humanas: la solidaridad, el respeto a las
diferencias, el derecho a una educación permanente que nos haga más
libres y nos permita una participación real, la superación de las
desigualdades que nos lleve a una sociedad más igualitaria y justa,
entre otros muchos.
Desde
hace mucho tiempo, LA PARTICIPACIÓN es una tarea pendiente en todos
los ámbitos de nuestra sociedad. De manera que hay serias dificultades
para que la gente se decida a adquirir cualquier responsabilidad social:
desde ser el encargado de la escalera, estar afiliado a partidos o
sindicatos, asistir a plenos municipales...etc. Se relaciona participar
con preocupaciones, conflictos y pérdida de reconocimiento social. Se
genera así una situación de grave inmoralidad : crítica despiadada a
toda persona que desempeña cualquier cargo social por pequeño que sea y
demanda de que todo funcione a la perfección pero sin nuestra
colaboración.
Urge
recuperar en nuestra sociedad el sentido colectivo de lo público, de
todo aquello que nos une como personas de una colectividad, que nos
planteemos la necesidad de participar, de incidir en las decisiones que
nos afectan , que asumamos el papel de control social que nos
corresponde. Y esta es una tarea que nunca podremos delegar en nadie.
Es una tarea que todas y cada una de las personas han de realizar . Sólo
la participación nos hace libres, en la medida que nos permite exponer y
defender nuestras opiniones . La participación de todos y todas es lo
único que podrá garantizar un funcionamiento más democrático en base a
aquellos intereses que son colectivos y comunes, frente a los intereses
privados de los poderes económicos, políticos e ideológicos dominantes.
Sólo la participación y el compromiso con lo colectivo nos permitirá
avanzar hacia una sociedad más justa.